Estas biografías recogen las historias y logros que marcaron la vida de Martha y José, reflejando su amor, entrega y el legado que dejaron en quienes los conocieron.
En el corazón de Acuña, cuando aún no existía un sistema de correo oficial ni tiendas en cada esquina,
existía una que lo era todo: la tienda de Sabino Venegas y Agustina de la Cruz. En esa tienda no solo se vendían
víveres esenciales como harina, frijol y manteca, sino que también era el centro de comunicación del pueblo. Las cartas llegaban y
salían desde ahí; era, literalmente, el correo de Acuña.
Sabino y Agustina, aunque no pudieron tener hijos propios, formaron una familia llena de amor y legado.
Una de sus hijas fue Martha,
nacida el 16 de marzo de 1930, quien creció en ese entorno de trabajo, cercanía y servicio comunitario. Junto a su padre, recorría
largas distancias en guayín —un tipo de carreta— para abastecerse de mercancías. No era una tarea sencilla:
los viajes duraban días y cruzaban caminos que hoy recorremos en cuestión de horas.
Martha fue una mujer emprendedora, vendía telas, hilos, agujas, peinetas, medias… artículos que no solo surtían necesidades,
sino que llevaban consigo un trozo de modernidad y belleza para las mujeres del pueblo. Era su negocio, su forma de contribuir
a la comunidad y al sustento familiar. Y en ese viaje constante, el pueblo los recibía con los brazos abiertos. En cualquier casa
encontraban hospedaje, porque todos los conocían y los respetaban.
La historia de Martha es también la historia de sus hermanos adoptivos: Ricardo, María Esther y Noemí, quienes ya han partido.
Todos ellos fueron parte de ese núcleo forjado no por la sangre, sino por el cariño, la lucha y la pertenencia.
La mamá de José fue una mujer española de gran belleza y fuerte carácter. De piel blanca, cabello rubio y ojos verdes, provenía de una familia completamente española. En su juventud, se casó con un general en España, con quien tuvo un hijo llamado Antonio. Sin embargo, durante la Guerra Civil Española, quedó viuda. Ante la difícil situación, decidió emigrar junto a sus padres y su pequeño hijo Antonio hacia México. El destino los llevó hasta Zaragoza, Coahuila. Fue ahí donde comenzó una nueva etapa de su vida. Allí conoció a un joven trabajador del rancho donde vivía, un hombre alto, moreno y muy trabajador. Aunque él era un empleado y ella la hija del dueño del rancho, se atrevió a declararle su amor y pedir su mano en matrimonio directamente al padre de ella. Afortunadamente, su honestidad y esfuerzo fueron reconocidos, y se permitió la unión. De su matrimonio nacieron dos hijos: Gilberto Sánchez Fuentes y José Guadalupe Sánchez Fuentes, quien nació el 7 de febrero de 1929 en Zaragoza, Coahuila. José Guadalupe Sánchez Fuentes,fue un gran padre y un ser humano ejemplar. Su mayor prioridad fue siempre la familia, y el trabajo, lejos de ser una carga, fue uno de sus pasatiempos favoritos. Su recuerdo permanece vivo en cada rincón donde sembró amor, esfuerzo y ejemplo.